“El Diezmo” como medio infalible de generar prosperidad
El ser que practica el diezmo, comparte sus ganancias con Dios
El hombre que comparte sus ganancias con Dios es rico en espíritu y esto demuestra que comprende y posee la fe que obra en la acción.
Aquel que tiene la suficiente fe como para compartir sus ganancias con Dios, accede a la fuente inagotable de todas las riquezas.
LA MANERA DE DIEZMAR
Habiéndose aceptado el principio del diezmo, surge entonces la cuestión sobre cómo hacerlo.
En la Ciencia Divina, el diezmo no incluye la caridad en general o la dádiva material. Está dedicado a la expansión por todas partes del conocimiento de la Verdad en alguna manera u otra, generalmente apoyando a aquellas instituciones o actividades que a eso se dedican.
Todo aquel que conozca el poder del despertar espiritual sabe que el mundo necesita de las verdades metafísicas para librarse de sus dificultades
No habrá aprendizaje secular, ni descubrimiento científico, ni esquema de reforma social, ni reconstrucción política alguna que pueda realizar algún bien hasta tanto el hombre no alcance el conocimiento metafísico de la verdadera realidad.
Cuando este conocimiento se generalice, todos los problemas políticos y sociales se compondrán automáticamente, y todas las formas de caridad y patrocinio se volverán innecesarias.
Se sabe que por virtud de poseer el conocimiento de la Verdad del Ser, los verdaderos seres espirituales metafísicos son nada menos
que los fideicomisarios de la humanidad.
Aquellos que carezcan de este conocimiento continuarán donando su dinero a la promoción de las buenas obras en general, pero sabemos que nuestro primer deber es la difusión de la Verdad.
EL VERDADERO DIEZMO
"Conoced la Verdad, y la Verdad os hará libres. Juan 8:32.
La fijación de la cantidad del diezmo es una cuestión muy simple. No quiere decir, como supuso un estudiante, la décima parte de la cantidad que él se encontraba capaz de ahorrar de su ingreso cada mes.
Quiere decir un décimo de todo el ingreso.
Un comerciante naturalmente deducirá los gastos de su negocio antes de determinar su ganancia neta, pero es sobre la totalidad de la ganancia neta antes de deducir los gastos personales que se calcularía el diezmo.
La gente que trabaja por un salario recibe su ingreso neto de esa manera, pero naturalmente le añadiría cualquier dividendo que pueda percibir de inversiones, y así sucesivamente.
No hace falta decir que no hay la más mínima obligación de diezmar, hasta tanto la
persona no alcance el estado de conciencia suficiente que lo capacite para hacerlo.
De hecho, es mejor que no intente hacerlo hasta tanto no estar preparado.
La verdad en cuanto al diezmo es que aquellos que apartan el 10% de sus ingresos netos para el servicio de Dios, no con el motivo primario de recibir sino simplemente porque sienten que es lo que hay que hacer, encuentran que su prosperidad incrementa a pasos agigantados, hasta que desaparece todo miedo de pobreza; mientas que aquellos que diezman porque en sus corazones lo ven como una buena inversión, esperando o anticipando recibir mucho más de lo que dan, con toda seguridad se desengañarán y, estarán desperdiciando su dinero.
Dar con dudas o con vacilación, producto de
un supuesto sentido de deber, es realmente dar por razón de un sentido de miedo, y no hay prosperidad alguna que jamás haya emanado de ello.
Por otra parte, el acto del diezmo es un hecho de profunda fe.
A menudo pasa que el estudiante metafísico desea de todo corazón poner verdaderamente su confianza en Dios, desea poseer la fe científica. Ahora, desear esto de todo corazón es tenerlo. Sin embargo, no siempre puede al principio lograr un estado de convicción estabilizada y, en vista de que no puede experimentar este sentimiento, está propenso a pensar que le falta fe cuando en realidad ése no es el caso. Pero si practica el diezmo como resultado de una convicción honesta de que hace lo correcto, será la prueba de su fe haciendo caso omiso de qué puedan decirle sus sentimientos en ese momento.
ACTITUD MENTAL POSITIVA
Algunos piensan que en vista de que se encuentran en dificultades imperantes, les es imposible diezmar al presente, pero que se proponen hacerlo tan pronto mejoren las circunstancias.
Hacer esto es fallar el blanco completamente cuanto mayor sea la necesidad actual, tanto mayor será la necesidad de diezmar, ya que sabemos que las dificultades actuales sólo se suceden debido a la propia actitud mental (probablemente subconsciente), y que las circunstancias no pueden mejorar hasta que se dé un cambio en dicha actitud mental.
El verdadero diezmo espiritual será una indicación de que esta actitud está cambiando y como resultado vendrá la demostración deseada (la prosperidad).
Al diezmar en base a un porcentaje, cuanto uno menos tiene, tanto menos da, y así el problema se ajusta a la actualidad.
Si se ha de esperar tener mucho para poder dar, ese momento jamás llegará
¿Cuán a menudo deberá practicarse el diezmo?
El momento correcto para diezmar es al recibir el ingreso (ya sea mensual, semanal, semestral, o como sea).
A modo general, es mejor entregar frecuentemente pequeñas sumas que sumas mayores en períodos más largos, pero no se pueden dar aquí reglas definidas a este respecto.
"Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida que medís, os volverán a medir. Lucas 6:38.
Muchos maestros de la Verdad han testificado en pro de los beneficios sin falla que proporciona el hecho de diezmar.
De acuerdo con la Ley Hebraica, "diezmo" significa décimos, y se refiere a una forma de impuesto mediante la cual, bajo la Ley Levítica, requería que los hebreos cedieran una cierta porción (un décimo) del producto de la tierra, ganados, etc., al servicio de Dios. Y valga la pena recalcar que en tanto prevaleció este sistema, la nación hebrea prosperó colectiva e individualmente; y doquiera que se ha tratado honesta y fielmente, nunca ha fallado.
Si el granjero se rehusara a darle de vuelta al suelo cierto porcentaje del maíz y las papas que la tierra le ha dado, no tendría cosecha
alguna.
¿Por qué, entonces, deberíamos esperar recibir abundancia de parte de Dios, cuando nada aportamos a su divina causa...?
Aquellos que diezman están siempre seguros de tener a Dios como socio.
La conexión entre el diezmo y la prosperidad, después de todo, no es más que una expresión particular de la ley.
El que no siembra es imposible que pueda cosechar.
Para recoger la cosecha de la riqueza es menester, realizar la siembra del diezmo.
El poder del diezmo está basado en la lei de dios
Esta ley nos dice que aquello que el hombre siembre, eso habrá de cosechar.
Lo que somos para con el universo, el universo será para con nosotros; que aquello que damos, sea generosidad o avaricia, eso recibiremos; que cada cual atrae a su igual; y que ningún hombre se escapa de la Ley.
Nuestro Padre Madre Amor nos presta variadas posesiones para transitar nuestro aprendizaje en esta escuela de vida material.
Es evidente que ninguna de estas posesiones podremos llevarlas luego del tránsito terrenal.
El momento de dar es ahora, porque dar es vivir y retener es perecer.
Es preferible tomar la responsabilidad de diezmar concientemente en vida y no esperar a que nuestros herederos decidan irresponsablemente
repartirse nuestros bienes terrenales.
El que da de sus sobras, recibe lo que no desea ni necesita.
El que da, aún teniendo poco, recibirá lo esencial y eterno.
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«El que da, se enriquece; el que guarda lo que debiera dar, por ley se empobrece.»